QUESOS FRANCESES

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El queso en Francia forma parte de los hábitos de consumo diario.

Francia cuenta con cerca de 1.000 quesos diferentes, entre ellos pasta blanda, los quesos azules, pasta prensada y pasta cocida sin prensar. En Francia, 45 quesos se benefician de la Denominación de Origen Controlada y 38 de una Denominación de Origen Protegida.

La industria del queso en Francia está constituida por unos 30.000 productores de leche, 1.400 productores de queso, afinadores o no, 250 cooperativas de transformación de queso, 227 transformadores de queso privados y 154 maduradores de queso exclusivos.

Con 24 kg de queso consumidos al año y por habitante, los franceses se encuentran entre los mayores consumidores del mundo, sólo por detrás de los griegos (25,4 kg). Es el lácteo más consumido, por delante del yogur. En 2003, los hogares franceses compraron 589.473 toneladas de queso. Este gasto representa el 6,8% del presupuesto alimentario y el 41% del presupuesto de productos lácteos.
La imagen del queso en Francia se caracteriza por una fuerte dimensión de placer: muy apreciado por la excelencia de su sabor y su dimensión convivencial, se ofrece fácilmente a los invitados. El queso en Francia tiene una imagen positiva en términos de salud, gracias a su aporte de calcio, proteínas y energía. El hecho de que sea percibido por algunos como un alimento graso es, sin embargo, un freno al consumo, principalmente entre las mujeres y los ancianos. Por último, la oferta de queso en Francia se considera de calidad desigual y menos accesible que los demás productos lácteos en términos de precio: el buen queso se asocia a precios más altos.

Así, algunos franceses (principalmente mujeres preocupadas por la dimensión saludable de su alimentación, para quienes el queso es una fuente de calorías) declaran sustituirlo por yogur al final de la comida. Otros, en cambio, lo sustituyen por un postre lácteo; a menudo son mujeres jóvenes (15-35 años) que buscan productos para el placer, la merienda o la compensación, pero también productos prácticos para el consumo individual.

Sin embargo, el 7% de los franceses desearían comer más queso: se trata de personas atrapadas en dimensiones de placer, emoción, vitalidad, que buscan productos sencillos y rápidos de consumir. Por el contrario, al 8% de los franceses le gustaría consumir menos: tienden a seguir la lógica de la restricción alimentaria; también evitan comer demasiadas grasas y se sienten culpables cuando comen queso. No obstante, hay que señalar que los grandes consumidores son los que desean consumir más queso y que, por el contrario, los pequeños consumidores dicen querer consumir menos.
La variedad de la oferta de quesos en Francia (más de 1000 variedades) favorece el consumo individual, que alcanza una media de 6 actos semanales por consumidor.

Con más de la mitad del consumo, las pastas blandas (Camembert, Coulommiers, Munster, etc.) y los quesos de pasta prensada cocidas (Emmental, Comté, etc.) son los quesos más comunes y demandados.

Los quesos de cabra, que se consumen de forma más selectiva y regional, seducen por sus formatos y su variedad de sabores.

Los muchos otros quesos en Francia permiten a cada uno diferenciar y variar su consumo en función de sus preferencias, sus conocimientos, los hábitos domésticos y región geográfica.

En Francia, los hombres tienden a consumir quesos tradicionales con un sabor típico, como el Camembert o el queso azul, mientras que las mujeres consumen en exceso quesos de sabor suave: quesos frescos salados o fundidos. Los niños (2-14 años) comen principalmente quesos fundidos; además, la proporción de su consumo fuera del hogar es mayor.

Fuente: Androuet

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