Bleu de l’Océan
El Bleu de l’Océan es un queso artesanal elaborado con leche cruda de vaca, con vetas azules y corteza natural, producido orgánicamente por la Ferme Lait Prés Verts en Guérande, una población francesa al borde de la costa atlántica, situada en el departamento de Loira Atlántico, muy cerca de La Baule y Saint‑André‑des‑Eaux, en la región de País del Loira.
Fundada en 2019 por Léa Dulos y Damien David, ambos ingenieros agrónomos, quienes transformaron la finca de 100 hectáreas con 70 vacas de leche en una explotación de agricultura biológica certificada. Su actividad principal es la producción y transformación de leche cruda entretanto crían y ordeñan vacas alimentadas principalmente con pasto todo el año (más del 80 % de la dieta) y en pastoreo más de 10 meses al año.
El Bleu de l’Océan es un queso azul artesanal de leche cruda entera, procedente de vacas criadas al aire libre.
Es un queso de pasta azul, es decir, con vetas internas (moho azul/verde) que recuerdan la Fourme d’Ambert y el Bleu d’Auvergne, situándose en un punto intermedio en intensidad, con una textura fundente y mantecosa.
Se cultiva con Penicillium que penetra en el cuerpo del queso, aportando un sabor rico y equilibrado entre lo suave y lo pronunciado.
El resultado es un queso equilibrado, con aromas terrosos y matices salinos, típicos de los quesos elaborados con leche de vacas alimentadas con pasto, aunque menos intenso que un Roquefort, pero más sabroso que una Fourme d’Ambert suave.
Su corteza, de color ocre a marrón claro, es seca y está cubierta de una fina pelusa que va del blanco al gris claro.
Su interior cremoso, de color beige amarillento, revela un halo blanco alrededor de una veta gris azulada.
En nariz, el Bleu de l’Océan posee el característico aroma a setas de los quesos azules.
En boca, posee un sabor a queso azul bastante pronunciado, con sabores afrutados equilibrados y una textura agradable, fundente y mantecosa. Al final de la cata, se percibe un ligero toque amargo.
El Bleu de l’Océan, por su perfil azul suave pero con carácter, se presta a maridajes equilibrados, donde el acompañamiento realce sus notas sin opacarlo. Pan de nueces o pan rústico de centeno: la densidad y notas tostadas contrastan con el cremoso del queso. También las frutas son un buen acompañamiento: pera fresca o asada, higos, o uvas blancas: aportan dulzor y frescor natural. Compota de manzana con un toque de calvados o de ciruela: para servir como entrada templada. Confitura de cebolla roja o chutney de mango: ideal para tabla de quesos. Los frutos secos resaltaran la untuosidad del queso: nueces, almendras tostadas o pecanas. En la cocina va bien con risotto con peras y Bleu de l’Océan. Ensalada templada de espinacas, nueces y queso azul. Polenta cremosa con setas y virutas de Bleu. Se aconseja maridar con vinos blancos dulces, tipo: Sauternes, Coteaux du Layon, Jurançon moelleux.