Cremeux des Aldudes aux Fleurs
El Valle de Aldudes (en francés, Vallée des Aldudes) es un valle pintoresco y una región histórica con una fuerte tradición pastoril, situado en el corazón de los Pirineos, en la frontera entre Francia (departamento de Pirineos Atlánticos, en el País Vasco francés) y España (Navarra).
En 2014, en pleno Valle de Aldudes, un grupo de ganaderos fundó la quesería Aldudes, motivados por el deseo de dominar todo el proceso de transformación de la leche en un producto excepcional, hasta su comercialización. Hoy, la quesería se ha convertido en la quesería artesanal Etxaldia, que reúne a 35 ganaderos de ovejas y vacas en la cooperativa llamada Aldudeko Esne Kooperatiba, que significa “cooperativa lechera de Aldudes”. La cooperativa y quesería familiar Etxaldia produce y comercializa queso, mantequilla y leche UHT.
El Crémeux des Aldudes aux Fleurs es un queso artesanal en el que la cooperativa Etxaldia elabora piezas que combinan tradición, estética y un afinado cuidadoso. Su nombre refleja su esencia: “Crémeux” destaca la textura extremadamente cremosa de su pasta; “des Aldudes” indica su procedencia; y “aux Fleurs” hace referencia a la decoración floral que cubre su superficie.
Este queso se elabora con leche pasteurizada de vaca y se presenta en pequeños cilindros de unos 260 gramos, pensados para un período de maduración relativamente corto, de 14 a 30 días. Su pasta es de color marfil, blanda, untuosa y fundente al paladar. La corteza, por su parte, es florida o enmohecida —similar a la de otros quesos de pasta blanda con Penicillium candidum— y se adorna con flores comestibles, lo que le confiere un aspecto atractivo y singular.
Aromáticamente, presenta notas lácticas suaves combinadas con un perfume floral sutil que procede principalmente de las flores de la corteza. En boca es un queso suave, cremoso y equilibrado, con matices mantecosos. Las flores influyen sobre todo en el aroma superficial, aportando un toque delicado sin dominar el sabor de la pasta.
El Crémeux des Aldudes aux Fleurs se disfruta mejor a temperatura ambiente, cuando su textura alcanza su punto más cremoso. Es ideal degustarlo simplemente untado en pan rústico, baguette crujiente o tostadas neutras que no opaquen sus aromas. Combina especialmente bien con frutos secos suaves —como nueces o avellanas— y con mermeladas o compotas ligeramente ácidas, como las de frutos rojos o albaricoque, que equilibran su dulzor lácteo natural. Gracias a su hermosa decoración floral, también queda de maravilla en una tabla de quesos, aportando un toque estético y elegante. En cocina, puede emplearse para enriquecer risottos, salsas cremosas o como toque final sobre verduras asadas. En cuanto a bebidas, marida de forma excelente con vinos blancos del País Vasco francés, como algunos elaborados con la variedad Gros Manseng o Petit Manseng, que son aromáticos, frescos y ligeramente afrutados, sidras artesanales o incluso vinos espumosos ligeros, que realzan sus matices florales y su untuosidad.
