Jul 20, 2025

Fort A1652

Leche: Vaca
Tipo: Pasta blanda, corteza florida
Denominación de Origen: No
Materia grasa: No definido
Maduración: 4 meses
Aspereza: Fuerte
Vino: Kimich Forster Pechstein Riesling (D.O. Pfälz)
País de origen: Suiza
Región: Jura bearnés (Berna)

Además del venerable y famoso Gruyère, existen especialidades de queso mucho menos famosas, que ilustran igualmente el saber hacer ancestral de los queseros suizos.
De allí nos llega este ejemplar, cremoso y delicado. Trae la firma de O’Lait Sàrl, una quesería ubicada en Saint-Imier una comuna suiza del cantón de Berna, situada en el distrito administrativo del Jura bernés. La quesería esta regentada por Agnès Beroud y su marido Florian Spielhofer. De casta le viene al galgo, dicen, y será cierto en este caso pues Agnès es hija del afamado quesero Michel Beroud.
O’Lait Sàrl es una pequeña quesería que se abastece de cinco ganaderos de montaña de Mont-Crosin que le suministran leche fresca, nutrida por los floridos pastos del hermoso paisaje del Jura. Durante el verano las vacas pastan a placer en los altos pasos del Mont-Crosin y en invierno se alimentan de heno no ensilado.
Trabajan la leche cruda y sin tratar para elaborar siete quesos, cuatro de leche de vaca: Le Galait, fue su primera creación. La forma de este pequeño queso (160 g), que recuerda a una piedrita, le dio su nombre. Madurado en una bodega húmeda durante dos semanas, Le Galait se voltea y se cepilla a diario hasta obtener una corteza ligeramente marrón. El Fort A1652 un queso que recibe su nombre del fuerte donde madura. Tras tres semanas en las bodegas de St-Imier, se transporta a un fuerte militar familiar donde terminara su maduración. Le Bou’lait, es un queso de corteza endurecida, cuya forma recuerda a una bala de cañón. Se cepilla regularmente hasta obtener su corteza de color marrón anaranjado. También completa su maduración en los antiguos fuertes militares. Durante los tres meses de maduración, desarrolla un sabor aromático y persistente, así como una pasta cremosa. L’Écru, cuyo nombre hace referencia a su color, es un queso blando con corteza blanca y mohosa (800 g). Destaca por su textura cremosa y sus distintivos aromas a crema y mantequilla.
Y otros tres de leche de cabra: La Galette, hermana pequeña de Le Galait elaborada con leche de cabra. A diferencia del Galait, este es un queso de corteza enmohecida. Con su textura cremosa, desprende delicados aromas a leche de cabra y un aroma a col fresca. Le chèvre frais, un queso de cabra fresco, que es ligero, de acidez suave y con un sutil aroma a leche de cabra. Es perfecto para recetas calientes con queso de cabra y ensaladas. Y por último, La Briquette cendrée, un rulo de ceniza de cabra con corteza enmohecida, curado durante al menos dos semanas. Desprende aromas más intensos en boca.
El “Fort A1652” (también llamado simplemente A1652) es un queso cremoso y suave con un sabor único y especiado; con una textura cremosa y persistente, notas originales y duraderas, que desprende aromas a tierra, seta y toques frutales – algunos lo comparan con la intensidad de una sopa de cebolla francesa, otros lo definen como un cruce entre un Brie y un Tomme de Savoie.
Elaborado con leche cruda de vacas de montaña alimentadas sin ensilado, el queso recibe su nombre del fuerte donde madura. Tras tres semanas en las bodegas de St-Imier, se transporta al fuerte militar familiar, en el corazón de los Prealpes del Vaud. Durante sus cuatro meses de maduración, desarrolla aromas mantecosos, herbáceos y a frutos secos, además de una textura única.
El Fort A1652 que madura entre 4 y 5 meses, pasa gran parte de ese tiempo en la oscuridad de Forts de la Tine.
Se trata de un Fuerte militar transformado en bodega de maduración, construido en la roca en el corazón de la montaña donde reina en su interior la «Piedra», un ambiente idéntico durante todo el año, lo que les da muy poca variación de temperatura y humedad. Las pequeñas fluctuaciones de estos pocos parámetros aseguran que los quesos envejezcan lentamente y alcancen una madurez extraordinaria.
La maduración es la etapa fundamental para llevar un queso a su maduración óptima en una bodega donde recibe numerosos tratamientos: cepillado, lavado y volteado. Este cuidado de la corteza así como las condiciones de conservación del queso influirán en su sabor, color y textura. El tiempo de maduración de un queso difiere según las familias y los productos. Cuanto más largo sea el período de envejecimiento, más fuerte será el queso. Algunos maduran durante unos días, otros pueden madurar durante meses o incluso años.
Su vinculación con el mundo militar y las minas-búnker del Jura añade una dimensión histórica: este queso es un ejemplo de cómo la cultura suiza reutiliza espacios como bodegas naturales para maduración.
Si visitas la zona, es posible realizar tours por estos fortines que incluyen degustaciones y cena tipo fondue dentro de túneles militares.
El Fort A1652 es adecuado para quienes disfrutan de quesos robustos, matizados y con historia.
Perfecto solo, con pan artesanal o acompañado de frutas maduras y embutidos de calidad.
Este queso pide bebidas que complementen su intensidad sin opacarlo, vinos como el Riesling (alemán o alsaciano): Su acidez y notas florales equilibran la riqueza del queso, o un Savagnin (del Jura): Maridaje local perfecto — ambos comparten terruño. Si preferimos vinos tintos, podemos optar por un Pinot Noir (Borgoña, Jura o Alemania): Taninos suaves y fruta roja combinan bien con la cremosidad, o un Gamay (Beaujolais): Frutado y ligeramente especiado, armoniza con la corteza y el interior del queso.

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