Oct 24, 2025

Morlacco Saporito

Leche: Vaca
Tipo: Pasta blanda, corteza natural
Denominación de Origen: No
Materia grasa: No definido
Maduración: Mínimo 20 días
Aspereza: Suave
Vino: Vignalta Manzoni Bianco Agno Casto (IGT Veneto)
País de origen: Italia
Región: Treviso (Véneto)

Queso elaborado por la Fattoria Curto, una empresa familiar de quesería y ganadería ubicada en Miane, provincia de Treviso, en el Véneto (Italia). Su historia se remonta a varias generaciones, y hoy está dirigida por Giancarlo Curto, su esposa (hasta su reciente fallecimiento) y sus hijos. Producen diversos quesos tradicionales, yogures y productos lácteos, trabajando con vacas de raza Parda. Durante el verano, trasladan parte del ganado a su alpeggio (malga Budui), situado en la montaña, para aprovechar las hierbas y pastos alpinos, lo que aporta características especiales al queso de montaña que elaboran. También han restaurado la vecchia latteria (la antigua lechería) de Miane, que funciona como base de producción, punto de venta directo y referencia local.
Además, Fattoria Curto forma parte del proyecto “Stalla 4.0 – Sostenibilidad de las explotaciones lecheras para el futuro”, lo que refleja su compromiso por equilibrar tradición, innovación y sostenibilidad ecológica en su modelo productivo.
El Morlacco Saporito es una interpretación moderna de un queso veneciano tradicional, perteneciente a la familia de los Morlacco del Grappa. Este queso es típico del Véneto, concretamente de la zona del Monte Grappa, que se extiende por las provincias de Belluno, Treviso y Vicenza. Su nombre proviene de los Morlacchi, un antiguo pueblo de los Balcanes que se asentó en la región. Tradicionalmente, se elaboraba con leche cruda de vacas Burlina, una raza autóctona en riesgo de desaparición.
El Morlacco Saporito está elaborado con leche cruda de vaca. Su textura es blanda, cremosa, húmeda y delicadamente compacta, con algún “ojo” suelto distribuido de forma uniforme, y una maduración de al menos 20 días que le aporta carácter sin perder suavidad. La corteza es muy delgada, de tonalidad blanco marfil, mostrando los signos del molde (“fruscella”) en que se moldeó. En boca es sorprendente: comienza con notas lácticas dulces y evoluciona hacia sabores más intensos, ligeramente animales, con un fondo que recuerda a la hierba fresca y a la tradición de los pastos alpinos.
Se disfruta mejor a temperatura ambiente (alrededor de 18°C), cuando su textura se ablanda y libera plenamente su aroma lácteo y sus matices salinos y animales. Su sabor equilibrado lo hace muy versátil, combinando perfectamente con panes rústicos, polenta tibia, embutidos artesanales y verduras de temporada, especialmente las de hoja amarga como la achicoria o el radicchio trevigiano. También puede formar parte de una tabla de quesos mixtos, aportando contraste frente a variedades más dulces o cremosas.
En cuanto a bebidas, armoniza muy bien con vinos blancos frescos del Véneto, como el Manzoni Bianco, el Soave DOC o incluso un Prosecco Brut de Treviso, que realzan su componente láctico y equilibran su salinidad con su acidez viva. Para un maridaje más intenso, un vino blanco con ligera crianza en madera —por ejemplo, un Garganega envejecido— puede realzar la profundidad del queso. Si se prefiere cerveza, una tipo blanche o una amber ale artesanal resulta un excelente acompañante, suavizando su carácter y dejando un final limpio en boca.

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