Horezu
Este queso proviene de la región de Horezu, en el centro-sur de Rumania, famosa por su tradición artesanal y su cerámica típica.
Es un queso tradicional rumano elaborado principalmente con leche de oveja, aunque también puede mezclarse con leche de vaca o cabra. Tiene una textura semidura a dura.
Los quesos elaborados exclusivamente con leche de oveja, combina lo mejor de dos razas: la tradicional Țurcana Românească y la oveja Lacaune (estas últimas criadas en España, no en Francia).
El queso Horezu es elaborado principalmente por pequeños productores artesanales y familias pastoriles en la región de Horezu y sus alrededores, en la zona de Vâlcea, Rumanía.
Pastores locales: En su mayoría, son comunidades rurales que se dedican a la cría tradicional de ovejas y producción de quesos. La elaboración del Horezu forma parte de sus tradiciones familiares que han pasado de generación en generación.
También lo fabrican Cooperativas y productores artesanales: Algunas pequeñas cooperativas locales y queserías artesanales mantienen viva la producción del Horezu, asegurando que se respeten los métodos tradicionales y la calidad del producto.
Y por supuesto productores certificados: Dado que el queso Horezu tiene una Indicación Geográfica Protegida (IGP), los productores certificados deben cumplir con ciertas normas de elaboración y calidad, garantizando así la autenticidad del queso.
Este queso es un claro ejemplo de cómo la tradición y el cuidado artesanal en las zonas rurales de Rumania preservan un patrimonio gastronómico único.
Aunque inspirado en el Manchego, el Horezu expresa a la perfección el terruño rumano. Es un queso que sorprende en cada estación, y su carácter evoluciona con la edad.
Se produce de forma artesanal, con cuajo natural y madurado en condiciones controladas que le dan su carácter único. Tradicionalmente, la leche se coagula, se corta y se prensa, luego se deja madurar durante 30 a 60 días, dependiendo del productor.
La pasta del Horezu es compacta y semidura, pero a la vez ligeramente granulada. No es excesivamente dura, por lo que se puede cortar con facilidad, aunque mantiene firmeza al tacto. Al desmenuzarse, muestra una estructura uniforme con pequeños granitos.
Suele tener un color blanco a crema pálido, dependiendo de la leche utilizada (oveja, cabra o vaca) y el tiempo de maduración.
Tiene un aroma delicado, lácteo y algo herbáceo, característico de los quesos artesanales de montaña.
En boca, ofrece una sensación cremosa pero con cuerpo, no es pastoso ni blando, sino que tiene buena masticabilidad.
La corteza exterior se suele recubrir con cera natural para proteger el queso durante la maduración. Esta capa ayuda a mantener la humedad interna, evita que entre moho indeseado y prolonga la conservación del queso. El queso se moldea en moldes de esparto o cinchos de esparto trenzado, que dejan impresas unas marcas en forma de zigzag o patrón geométrico muy distintivo en la corteza. Estas marcas son un sello de autenticidad y tradición, además de darle un aspecto artesanal único.
El sabor del Horezu es intenso y ligeramente ácido, con notas lácticas frescas y un toque terroso que recuerda a la alimentación natural de las ovejas en los pastos de la región. Es ligeramente salado, pero equilibrado.
Es un queso muy versátil, se consume fresco o curado, se usa rallado sobre platos típicos rumanos; Plăcintă cu brânză (Empanada o tarta de queso), o Ouă umplute cu brânză (Huevos rellenos con queso). También en ensaladas o simplemente acompañado de pan y vino local. En la cocina rumana, se valora mucho su sabor auténtico y artesanal. El queso Horezu, con su sabor intenso, ligeramente ácido y textura semidura, marida muy bien con varios vinos rumanos, especialmente aquellos producidos en regiones cercanas como Oltenia y Muntenia, donde se elabora el propio queso.