Meule du Plateau
Este queso lo elabora la Fromagerie du Plateau en Herve, una población de la región de Valonia, en la provincia de Lieja, Bélgica.
La Meule du Plateau, es el resultado del sueño de casi veinte años de Jean‑Marc Cabay y su equipo de queseros, de crear un auténtico queso alpino «alpage» en el País de Hervé, Bélgica. Este sueño se hizo realidad en 2018. Su idea era crear un queso similar al Comté o al Gruyère, pero con leche local del Plateau de Herve.
Fabricado con leche cruda de vacas alimentadas con pasto en verano y heno en invierno, procedente de ganaderos locales. Madura al menos seis meses sobre tablones de abeto, durante los cuales se voltea, se lava y se cepilla. El resultado de todo el proceso, es la de un queso de alta calidad.
La Meule du Plateau es un queso de textura suave y fundente, caracterizado por un sabor suave a nuez. Su proceso de maduración natural le confiere sabores complejos que varían según la estación. La Meule du Plateau tiene una pasta suave y amarillenta cuyo tono varía según la estación: de amarillo intenso en primavera/verano a amarillo pálido en otoño/invierno.
Debido a su maduración de más de seis meses, el Meule du Plateau no contiene lactosa. Esta se consume de forma natural durante su medio año de maduración.
La corteza es de color óxido con sutiles notas de madera y caldo; no son abrumadoras, sino muy sutiles. Durante su maduración, las ruedas se frotan regularmente con una solución de salmuera (agua con sal).
La pasta prensada y cocida es de color amarillo, que varía según la temporada: más intenso en primavera/verano y más pálido en otoño/invierno, de textura suave y fundente, firme pero cremosa, sin ojos.
Le encantarán sus intensas notas de avellana. Es suave, dulce y con un toque especiado en el final.
El Meule du Plateau se comercializa en forma de ruedas planas con un diámetro de ~35 cm, una altura de ~10 cm y un peso que puede variar entre 12 y 15 kg, según el grado de afinado y pérdida de humedad durante la maduración.
Le dará un toque especial a un sándwich, quedará genial en una tabla de quesos, también combina en platos como ensalada con rúcula y remolacha aderezada con aceite de trufa. Se puede utilizar en una fondue, cubos para aperitivo, o rallado en platos calientes. Marida muy bien con bebidas que equilibren su untuosidad y respeten su perfil aromático, como un Chardonnay sin madera (Borgoña o Jura): acompaña la grasa sin competir.