Bella Lodi Classico
La quesería Pozzali Lodigrana Srl —firma detrás de la marca Bella Lodi— se encuentra en Casaletto Ceredano, en la provincia de Cremona (Lombardía, Italia). Su historia comienza en 1947, cuando tres hermanos Pozzali iniciaron su actividad en el sector lácteo, y en 1958 inauguraron el nuevo caseificio en Casaletto Ceredano bajo la dirección del segundo de ellos, el arquitecto Giovanni Pozzali.
El enfoque de la quesería se basa en un fuerte vínculo con la tradición local, combinada con la tecnología moderna y la garantía alimentaria. La propia empresa se describe como “una admirable combinación de apego a la tradición y fiabilidad de la tecnología alimentaria”, en la que los procesos de calidad e higiene ocupan un lugar primordial. Además, la compañía se abastece exclusivamente de leche local, procedente de granjas certificadas en el entorno de Lodi y Cremona, asegurando trazabilidad y control desde la granja hasta el producto final.
Una de las señas de identidad de la marca Bella Lodi es su corteza negra de parafina alimentaria, que remite a la antigua tradición del grana lodigiano con corteza negra típica de la zona. La producción —cuidada, artesanal e industrial al mismo tiempo— sigue un disciplinario riguroso, y la empresa declara que “la calidad, la tradición, el latte km zero y el respeto por el entorno” son sus pilares fundamentales.
La quesería Pozzali Lodigrana Srl elabora varias variedades bajo la marca Bella Lodi, todas producidas con leche italiana de proximidad y sin lactosa. Además del tradicional Bella Lodi Classico, existen otras líneas destacadas: Riserva Oro, de maduración prolongada y sabor más intenso; Grattugiato, la versión rallada lista para usar; Raspadura, finas láminas del queso típicas de Lodi; y Gran Natura, elaborada con cuajo vegetal. A estas se suman Riserva Verde, también con cuajo vegetal, apta para vegetarianos y certificada para los mercados kosher y halal, producida con energía 100 % renovable; y Riserva Bianca, una versión más dulce y delicada obtenida con leche de búfala, que ofrece un perfil aromático y refinado dentro de la gama premium de la marca.
El Bella Lodi Classico es un queso duro de auténtica tradición lombarda, que destaca por su característica corteza negra y su forma cilíndrica. Su exterior presenta una capa dura tratada con parafina alimentaria, intencionadamente coloreada de negro, evocando la antigua costumbre de los Granone Lodigiano. Cada rueda pesa entre 33 y 38 kg, y su pasta interna muestra un color que varía del blanco marfil lechoso al amarillo pajizo claro. Esta apariencia —corteza negra y pasta clara— define su identidad visual y transmite al consumidor la imagen de un queso de larga maduración.
En cuanto a la leche base y al proceso, Bella Lodi Classico se elabora a partir de leche de vaca fresca, recogida diariamente en granjas locales de la zona de Lodi y Cremona, donde los animales se alimentan con forrajes de origen vegetal, lo que garantiza una materia prima de alta calidad. El proceso sigue la tradición lombarda: la leche se calienta en calderas de cobre, se añaden los cultivos iniciadores y el cuajo, se corta la cuajada con una herramienta llamada spino, se cocina hasta la temperatura adecuada, se deja reposar, se prensa, se sala en salmuera durante aproximadamente un mes, y finalmente se madura durante más de un año y medio en bodegas oscuras a temperatura constante. Durante este tiempo, el maestro quesero vigila, cepilla y golpea cada rueda para garantizar su calidad.
Desde el punto de vista organoléptico y nutricional, el Bella Lodi Classico presenta una textura ligeramente granulosa, de pasta compacta pero con un fino “crujido” característico de los quesos tipo grana. Su sabor es pleno y dulce, nunca picante ni excesivamente salado, lo que lo hace equilibrado y accesible al paladar. Su perfil aromático ofrece notas cálidas y maduras, resultado de su larga maduración. Todo ello lo convierte en un queso versátil, ideal tanto para degustar directamente como para usar rallado o en láminas finas sobre platos de pasta, risottos o ensaladas.
Para el maridaje, una excelente elección es un vino tinto italiano de cuerpo medio-alto, con matices maduros (frutas negras, frutos secos, un toque especiado) y suficiente estructura para equilibrar el queso. Por ejemplo, un Barolo (Nebbiolo) o un Amarone della Valpolicella son opciones especialmente adecuadas.
