Cloître Fumé
Este queso lo elabora la Cooperativa de la Chapelle Saint Jean, ubicada en Grémévillers, una población en el departamento de Oise, en la región de Altos de Francia.
La granja Chapelle Saint Jean es sobre todo un equipo de 8 personas: Etienne, Anselme, Christelle, Maxym, Fabrice, Denis, Aurélie y Sébastien, que contribuyen cada día al trabajo de la granja. Construida entre 1850 y 1908 por sus antepasados Amaury Goulancourt y Augustine Hainque, la granja familiar está situada en Picardía, en el borde del País de Bray y más concretamente en el pueblo de Grémévillers.
Esta explotación está dirigida por dos hermanos agricultores asociados (Etienne y Anselme) que han agrupado su propiedad en un GAEC (Grupo Agrícola de Explotación en Común). Los hermanos Beaudoin practican una agricultura sostenible, utilizando el menor número posible de productos de tratamiento y garantizando el máximo confort deseado para su rebaño de unas 90 vacas lecheras Holstein y Flamencas.
Todos sus quesos y productos lácteos se elaboran con leche cruda 100%, siguiendo los métodos tradicionales de su ciudad natal, Songeons. No contienen colorantes ni aditivos superfluos. El aspecto tradicional de la producción, la calidad de los quesos y su carácter regional han sido reconocidos por la red Terroirs de Picardie e incluidos en el patrimonio de Picardía.
El Cloître Fumé es un queso artesanal elaborado con leche cruda semidesnatada de vaca, de pasta blanda y corteza natural, ahumado con virutas de madera de manzano, lo que le confiere un sabor único y sutilmente amaderado.
Tiene la forma original de un claustro, cuadrado y con un agujero en el centro, ¡de ahí su nombre!
Su corteza de color marfil es fina y ligeramente vermiculada. Se moldea a mano y está recubierta de una delicada flor blanca de penicillium.
En su interior la pasta de color crema es calcárea y se vuelve suave y fluida con el tiempo.
En nariz, el Cloître Fumé desprende un aroma a establo y madera ahumada.
En boca, es un queso seco con un sabor característico, que ofrece notas animales y ahumadas de agradable persistencia.
El Cloître Fumé madura durante como mínimo una semana.
Esta creación es similar al Neufchâtel joven.
El segundo queso servido al personal del Tour de Francia 2025 durante la contrarreloj de Caen.
No muy lejos, en la misma región, se fabrica otro queso en forma de claustro, el Cloître de Belval con semillas de lino, que se elabora en la Abadía de Belval.
Este queso tiene una vida útil garantizada de un mes, lo que le permite saborear su textura y sabor ahumado en cualquier momento.
Si todos los quesos es importante consumirlos a temperatura ambiente, en este es imprescindible, si quiere saborear toda su fragancia de matices. Una vez llevado a la temperatura adecuada, su textura fundente la hace ideal para saborear extendió sobre una buena baguette crujiente, con frutas frescas (peras, uvas o manzanas). Por supuesto será la atracción de una tabla de quesos, por su peculiar forma.
El Cloître Fumé combina a la perfección con vinos blancos frescos, con notas de manzana y miel que se llevan de maravilla con el ahumado suave (Chenin Blanc).