Le Picoleur
Le Picoleur (“el bebedor” o “el borrachín”) es un queso elaborado por la quesería belga Gros Chêne, situada en el corazón del Condroz, en Méan, concretamente en Havelange, un pequeño pueblo de la provincia de Namur, en la región de Valonia.
El creador y rostro visible de esta quesería es Daniel Cloots, quien al inicio de su aventura era criador de cabras, pero pronto decidió dedicarse por completo a la elaboración de quesos.
Con un equipo de seis personas, la quesería Gros Chêne produce más de treinta tipos de quesos con leche biológica de cabra, oveja y vaca, procedente de granjas locales de ganaderos valones que crían a sus animales respetando la naturaleza y las buenas prácticas.
Quesos de pasta dura, pasta blanda, corteza lavada, pasta prensada, pasta florecida, quesos azules o frescos: las elaboraciones artesanales satisfacen todos los gustos.
El maestro quesero y su equipo trabajan en unas modernas instalaciones que combinan armoniosamente la tecnología con las prácticas tradicionales. La quesería Gros Chêne, de hecho, se amplió en otoño de 2012 para satisfacer la creciente demanda. Sus productos se venden directamente en la propia quesería, en mercados locales y en algunos restaurantes y tiendas especializadas de la zona.
El nombre “Le Picoleur” procede del verbo francés picoler, coloquialismo que significa beber alcohol con frecuencia, normalmente en pequeñas cantidades pero de manera habitual.
El Picoleur es un queso blando de corteza lavada con vino blanco de Anjou. Su sabor es bastante intenso (similar al del Époisses) y se elabora con leche cruda de vaca ecológica.
Al corte presenta una pasta amarilla, de textura muy fundente, cremosa y suave.
En boca resulta mantecoso, con notas ligeramente ácidas que provienen del vino blanco con el que se lava su corteza.
Esta corteza, de color naranja, aporta además aromas pronunciados, que se intensifican con la maduración.
La etiqueta muestra una caricatura de Daniel, que parece guiñar un ojo y recordarnos con humor que este queso se lava con vino blanco… ¡y que a él tampoco le molesta probarlo de vez en cuando!
En la cocina, el Picoleur se disfruta en quiches, tartas o con verduras, aprovechando su gran capacidad de fundirse y su carácter aromático.
El acompañamiento más clásico y delicioso: un buen pan crujiente, uvas o peras frescas, y una copa de Chenin blanc de Anjou para formar un auténtico “dúo de la tierra”.